Psoriasis. Cuando la piel se rebela

La piel es nuestro mayor órgano y el que nos protege de las agresiones del exterior. Pero, ¿qué ocurre cuando se altera su funcionamiento normal? La psoriasis es una de las enfermedades cuyo origen se encuentra en esa alteración. Veamos cómo se manifiesta, cómo nos afecta y qué podemos hacer para aliviar sus síntomas.

La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica autoinmune con una predisposición genética y múltiples factores desencadenantes. En ningún caso es una enfermedad contagiosa.

Es reconocible por un crecimiento anómalo, acelerado, de las células de la piel. El sistema inmunológico, responsable de este proceso, emite señales erróneas que provocan que la formación de nuevas células de la piel se acelere y se complete de forma atropellada en apenas tres o cinco días. Este crecimiento inusitado es el que causa las lesiones propias de la psoriasis, que tienen tres rasgos característicos: descamación, engrosamiento e inflamación (enrojecimiento).

Aunque puede aparecer a cualquier edad, normalmente se desarrolla entre los 15 y los 35 años. Se calcula que afecta al 2,3% de la población en España, esto es aproximadamente un millón de personas.
 
Causas
El sistema inmunológico suele estar detrás de esta enfermedad, es la principal causa de su aparición, pero hay otros factores que también influyen:

• Predisposición genética
• Múltiples factores desencadenantes 

Predisposición genética
Algunas características genéticas influyen en que el paciente sea más propenso a desarrollar esta enfermedad. Entre el 30% y el 50% de los casos de psoriasis cuentan con historial familiar.
 
Múltiples factores
Cambios estacionales, el roce de la ropa con la piel, el estrés… influyen decisivamente en la aparición de brotes.
 
Factores inmunológicos
Son la principal causa de esta enfermedad. Las células se renuevan con demasiada rapidez. ¿El motivo? El sistema inmune causa una inflamación y se produce un crecimiento anómalo de las células.
La psoriasis también surge por una reacción inflamatoria de la piel.
 
Síntomas
Aunque los síntomas de la psoriasis son diferentes para cada persona, estos son los más frecuentes:

• Picor, ardor, dolor
• Manchas rojas en la piel cubiertas con escamas gruesas
• Piel seca y agrietada que tiende a sangrar
• Articulaciones inflamadas
• Uñas dañadas

Tipos de psoriasis
Podemos clasificar la psoriasis en función de su gravedad y la forma de las escamas.

Según su gravedad

• Psoriasis leve: suelen ser placas aisladas localizadas en las articulaciones (rodillas y codos), en el cuero cabelludo, en las manos y en los pies. Cubren un 5% o menos del cuerpo. Y su tratamiento es tópico (cremas, lociones, champús).
• Psoriasis moderada: normalmente aparece en las extremidades, tronco, cuero cabelludo y otras áreas. Cubre entre el 5% y el 10% de la piel del cuerpo. El tratamiento es tópico y también se recurre a la fototerapia y, en ocasiones, a los fármacos.
• Psoriasis grave: las lesiones cubren más del 10% del cuerpo. Suele tratarse con fototerapia y medicamentos orales.

Según la forma y patrón de las escamas

• Psoriasis en placas: o Psoriasis vulgaris. Es la forma más típica de la enfermedad (hasta un 80 por ciento de los casos son de este tipo). Las escamas más superficiales están compuestas por células muertas que se desprenden de las placas.
• Psoriasis guttata (gotas): este tipo de psoriasis se manifiesta en forma de puntos rojos que aparecen en las extremidades, el tronco y el cuero cabelludo.
• Psoriasis invertida: aparece en las axilas, ingles, bajo las mamas y en los pliegues de genitales y nalgas. Se distingue por el enrojecimiento y la inflamación de estas zonas.
• Psoriasis pustular: es muy rara. La distinguiremos por las grandes áreas enrojecidas de la piel, que, además, duelen y pueden presentar pústulas.
• Psoriasis pustulosa localizada: las pústulas se localizan en las manos y los pies.
• Psoriasis ungueal: las lesiones se localizan en los dedos y los pies. Pueden llegar a deformar las uñas.
• Psoriasis eritrodérmica: Es la forma menos común. El enrojecimiento y la descamación de la piel suelen ir acompañados de picor, dolor e inflamación que puede llegar a afectar al 90% de la superficie corporal.
• Artritis psoriásica: es una inflamación crónica y dolorosa de las articulaciones. Afecta a entre al 10% y el 30% de los pacientes con psoriasis. Si no se trata con urgencia puede causar daños irreversibles en las articulaciones.

Tratamientos tópicos
Los tratamientos tópicos más comunes de la psoriasis son las cremas o lociones formulados con corticosteroides o activos queratolíticos.

¿Cómo puede el paciente reforzar un tratamiento médico en su domicilio?

• Evitar el tabaco y el alcohol
• Comer de forma sana
• Evitar rascarse las lesiones
• Tomar baños de sol con precaución
• Vestir ropa cómoda, etc.

Además, el farmacéutico le podrá recomendar al paciente aquellos dermocosméticos que le resulten más eficaces, normalmente formulados con activos:

• Nutritivos y emolientes (para restaurar la barrera cutánea)
• Exfoliantes (para eliminar las escamas acumuladas)
• Descongestionantes (reducir los factores de inflamación)
• Prebióticos (para mejorar las defensas y flora naturales de la piel) 

Dermocosméticos domiciliarios recomendados
Crema Reparadora PSO está formulada específicamente para pieles con tendencia psoriásica.
Incorpora cúrcuma, clave para descongestionar la piel en aquellas situaciones provocadas por el estrés, ya que reduce los factores de inflamación y consigue espaciar la aparición de los brotes.

Loción Reparadora PSO está indicada para el cuidado y mantenimiento diarios de las pieles con tendencia psoriásica. Es el complemento perfecto a la Crema Reparadora PSO. La combinación de ambos productos alivia y calma este tipo de pieles dañadas.

Seguramente no consigamos sanar por completo la psoriasis de nuestros pacientes, pero sí podemos ayudar a que su vida cotidiana sea mucho más llevadera. Recomendar los productos adecuados está en nuestras manos.