¿Piel atópica? Dale un respiro con Parabotica

¿Piel atópica? Dale un respiro con Parabotica
Parabotica
Escrito por: Parabotica
El: 05/11/2019
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¿Tu piel está seca, descamada, irritable y pica? Es hora de acudir al dermatólogo porque con toda probabilidad sufras dermatitis atópica.
La dermatitis atópica es una enfermedad de la piel que afecta principalmente a los niños (entre el 10 y el 20% de todos los casos diagnosticados), mientras que solo el 5%, aproximadamente, de los adultos presenta esta dolencia. Cada vez hay más casos de dermatitis atópica. En los últimos 30 años se ha diagnosticado entre el doble y el triple de casos.
 
¿Por qué aparece la dermatitis atópica?
La piel atópica ha perdido los factores hidratantes naturales; la barrera cutánea es más frágil y la piel tiende a sufrir infecciones al rascarse. Puede provocar inflamación, picor, erupciones descamativas y sobreinfección. En los adultos, suele afectar al cuero cabelludo, cara, cuello y escote, codos, pantorrillas, manos y pies. En los niños también puede aparecer en los glúteos.
 
En resumen:
  1. La función barrera alterada de la piel facilita la invasión de microorganismos
  2. Se activan las células inmunes, que causan una inflamación
  3. Aparece la sensación de picor 
El ciclo del picor y rascado
En esta enfermedad se produce un ciclo vicioso: como la piel está seca y pica, los afectados se rascan. Cuando se rascan, alteran la función barrera y las capas inferiores de la piel quedan expuestas y son más vulnerables a las infecciones. Las bacterias irritan la piel, por lo que continúa el picor. Este es el conocido como ‘ciclo vicioso del paciente atópico’ o del picor y rascado.
 
Causas y factores desencadenantes
Los expertos coinciden en que la principal causa de esta enfermedad es la predisposición genética. En cualquier caso, algunos factores ambientales, alérgicos y alimenticios, e incluso algunas prendas de ropa pueden llegar a agravar la dermatitis atópica o incluso desencadenarla:
  • Alergias. Alimentarias (lácteos, marisco, frutos secos…), al alcohol, al polen, polvo y ácaros.
  • Genética. Hay un vínculo entre la dermatitis atópica, el asma y la fiebre del heno. Si los padres padecen alguna de estas enfermedades, aumenta la probabilidad de que sus hijos sufran dermatitis atópica.
  • Geografía. La contaminación, habitual en las ciudades, y el frío aumentan el riesgo de sufrir dermatitis atópica.
  • Género. Las mujeres tienen una mayor predisposición a sufrir dermatitis atópica.
  • Ropa. Algunos tejidos abrasivos o que no transpiran, como la lana y el nylon, agravan el trastorno.
  • Detergentes y productos químicos.
  • Malos hábitos y estilo de vida: alcohol, tabaco, estrés, insomnio… 
Cómo tratar la dermatitis atópica
No se conoce ninguna cura para la dermatitis atópica, pero podemos adoptar diversas medidas para mejorar su estado e incluso para espaciar los brotes. La primera es acudir al dermatólogo para que nos prescriba un tratamiento personalizado.

Además, podemos ayudar con productos dermocosméticos, como lociones, cremas, emulsiones calmantes y syndets (detergentes sintéticos) que mantengan la piel hidratada y reduzcan el riesgo de sufrir lesiones y picor.
Estos productos dermocosméticos deben estar formulados con ingredientes activos específicos para este tipo de pieles:
  • Ácidos grasos omega 6 procedentes del aceite de onagra. Nutren la piel y reparan la barrera natural protectora.
  • Aceite de rosa mosqueta. Regenera e hidrata.                   
  • Pantenol. Es humectante hidratante. Ideal para pieles sensibles.
  • Camomila. Calmante, desintoxicante, depurativa y antiinflamatoria.
  • Manteca de karité. Hidratante y antiinflamatoria.
  • Polidocanol. Calma la piel y evita el picor.

Paso 1. Limpieza
Este tipo de pieles necesita una higiene suave, sin jabón, rica en aceites vegetales que restauren la barrera cutánea.

Paso 2. Cuidado diario
La piel necesita un cuidado nutritivo, calmante y protector que, además, alivie las rojeces y el picor.
Cuando tengamos un brote, deberemos consultar con nuestro médico de confianza. Él nos aconsejará cómo actuar.

Durante los períodos de brotes, aplicaremos un cuidado intensivo de las zonas sensibles con enrojecimiento, picor y sequedad. El objetivo es proteger, nutrir y calmar la piel.
 
Cuidados diarios
Más allá de los necesarios tratamientos, podemos adoptar algunos hábitos que nos ayudarán a reducir las molestias:
  • Vestir con prendas de algodón; son suaves y nos ayudan a evitar el rascado
  • Evitar las temperaturas altas para sudor menos
  • Adoptar una alimentación sana y equilibrada
  • Protegernos del sol durante todo el año
  • No exponernos al polvo
  • Acortar las duchas y no emplear agua muy caliente
  • Secarse con cuidado y por completo. La humedad en la piel puede ser perjudicial
Convivir con la dermatitis atópica supone sufrir molestias y picor, pero con los tratamientos y cuidados adecuados podemos ayudar a mejorar la salud de nuestra piel e, incluso, a espaciar los brotes. La visita al dermatólogo y un protocolo que incorpore productos formulados con activos calmantes es la mejor forma de afrontar esta dolencia.
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