Claves para un cuidado corporal integral
Escrito por: Parabotica
El: 30/07/2020
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Si la piel es el mayor órgano del cuerpo humano, ¿por qué no le prestamos la atención que se merece? Queremos proponerte un protocolo de cuidado corporal para mantener la piel del cuerpo en perfecto estado.
Cuando hablamos de rutina de cuidado, automáticamente pensamos en el rostro. Pero una buena rutina no puede olvidar algo tan importante como el cuidado corporal. Que el rostro sea nuestra parte más visible quizá explique esta situación, pero nuestra intención es revertirla.
Protocolo de cuidado corporal
Un protocolo de cuidado corporal debe empezar -como todas las rutinas de cuidado- con un buen conocimiento de nuestra piel. La visita a un especialista, a un dermatólogo, nos indicará qué tipo de piel tenemos y nos permitirá saber si sufrimos algún tipo de patología como la psoriasis, vitíligo… En este caso, será el profesional quien prescriba el mejor protocolo personalizado para tratar esa afección cutánea.
Si nuestra piel está sana, podemos empezar ya con un protocolo de cuidado corporal básico.
La limpieza es el primer paso, y uno de los más importantes, de esta rutina. Con ella eliminamos suciedad, sudor, grasa, gérmenes y malos olores para mantener la piel limpia y sana. Aunque en verano el calor nos incita a ducharnos varias veces al día, no debemos abusar. Una excesiva exposición al agua y el contacto con productos de limpieza agresivos puede debilitar la función barrera de la piel y resecarla.
Elegiremos un gel de baño que limpie y sea:
Limpieza e higiene son clave
Las axilas y los pies son dos zonas que necesitan mayor higiene que el resto del cuerpo. Recurrir a un buen desodorante o a un spray antitranspirante nos ayudará a reducir el sudor y el mal olor.
La zona genital merece un capítulo aparte por su sensibilidad. Recordemos que el pH de esta zona puede variar respecto al resto de la piel. Los productos que apliquemos para mantener su adecuada higiene deben estar formulados específicamente con activos respetuosos.
Hidratación corporal
Otro paso fundamental en nuestro protocolo corporal es la hidratación de la piel. La hidratación es clave en la salud de la piel, nunca puede faltar en cualquier rutina de cuidado.
Con la necesidad de lavar las manos de forma continua para evitar contagios por COVID-19, tenemos que cuidarlas especialmente. Incorporar una crema de manos hidratante para evitar que queden secas, ásperas y rugosas, es esencial.
La deshidratación puede ser el foco de otros problemas cutáneos. Una piel deshidratada, para compensar la falta de agua, produce más grasa o comienza a descamarse y agrietarse. En cambio, si la mantenemos bien hidratada, se forma una capa protectora contra las agresiones externas como el sol, el viento, el frío o la contaminación que reduce la necesidad de producir más sebo para cumplir con la importante función protectora.
Mucha gente cree equivocadamente que las pieles grasas no necesitan un aporte de hidratación externo. ¡Error! Todas las pieles necesitan estar hidratadas, incluidas las pieles grasas.
Beneficios de tener una piel hidratada
Activos hidratantes
El ácido hialurónico es capaz de retener hasta 1.000 veces su peso en agua. Está presente de forma natural en nuestro organismo porque nuestro cuerpo lo sintetiza, pero con el paso de los años se reduce su cantidad.
Además de hidratar, el ácido hialurónico tiene los siguientes beneficios:
La urea hidrata y mejora la flexibilidad y suavidad de la piel. Es un perfecto aliado para todo tipo de pieles.
El extracto de avena está especialmente indicado para pieles sensibles, irritables o reactivas. Este activo hidrata, nutre y repara el manto hidrolipídico de la piel.
La cola de caballo (Equisetum arvense) especialmente indicada en pieles secas y sensibles por su alto contenido en minerales capaces de mantener el grado de hidratación de la piel.
La glicerina es hidratante, humectante y protector.
El aceite de jojoba es un producto natural, rico en ceramidas capaces de hidratar en profundidad la piel. Es capaz de crear una barrera protectora frente a los desequilibrios en el pH de la piel.
Un tratamiento corporal debe incluir, sí o sí, una higiene adecuada y una buena hidratación. Son sus dos pilares básicos, y elegir los productos dermocosméticos adecuados es nuestra responsabilidad para contribuir a su buena salud.
Cuando hablamos de rutina de cuidado, automáticamente pensamos en el rostro. Pero una buena rutina no puede olvidar algo tan importante como el cuidado corporal. Que el rostro sea nuestra parte más visible quizá explique esta situación, pero nuestra intención es revertirla.
Protocolo de cuidado corporal
Un protocolo de cuidado corporal debe empezar -como todas las rutinas de cuidado- con un buen conocimiento de nuestra piel. La visita a un especialista, a un dermatólogo, nos indicará qué tipo de piel tenemos y nos permitirá saber si sufrimos algún tipo de patología como la psoriasis, vitíligo… En este caso, será el profesional quien prescriba el mejor protocolo personalizado para tratar esa afección cutánea.
Si nuestra piel está sana, podemos empezar ya con un protocolo de cuidado corporal básico.
La limpieza es el primer paso, y uno de los más importantes, de esta rutina. Con ella eliminamos suciedad, sudor, grasa, gérmenes y malos olores para mantener la piel limpia y sana. Aunque en verano el calor nos incita a ducharnos varias veces al día, no debemos abusar. Una excesiva exposición al agua y el contacto con productos de limpieza agresivos puede debilitar la función barrera de la piel y resecarla.
Elegiremos un gel de baño que limpie y sea:
- Respetuoso con la piel
- Formulado con un pH adecuado para pieles sanas
- No elimine los lípidos naturales de la piel
Limpieza e higiene son clave
Las axilas y los pies son dos zonas que necesitan mayor higiene que el resto del cuerpo. Recurrir a un buen desodorante o a un spray antitranspirante nos ayudará a reducir el sudor y el mal olor.
La zona genital merece un capítulo aparte por su sensibilidad. Recordemos que el pH de esta zona puede variar respecto al resto de la piel. Los productos que apliquemos para mantener su adecuada higiene deben estar formulados específicamente con activos respetuosos.
Hidratación corporal
Otro paso fundamental en nuestro protocolo corporal es la hidratación de la piel. La hidratación es clave en la salud de la piel, nunca puede faltar en cualquier rutina de cuidado.
Con la necesidad de lavar las manos de forma continua para evitar contagios por COVID-19, tenemos que cuidarlas especialmente. Incorporar una crema de manos hidratante para evitar que queden secas, ásperas y rugosas, es esencial.
La deshidratación puede ser el foco de otros problemas cutáneos. Una piel deshidratada, para compensar la falta de agua, produce más grasa o comienza a descamarse y agrietarse. En cambio, si la mantenemos bien hidratada, se forma una capa protectora contra las agresiones externas como el sol, el viento, el frío o la contaminación que reduce la necesidad de producir más sebo para cumplir con la importante función protectora.
Mucha gente cree equivocadamente que las pieles grasas no necesitan un aporte de hidratación externo. ¡Error! Todas las pieles necesitan estar hidratadas, incluidas las pieles grasas.
Beneficios de tener una piel hidratada
- Piel sana. Hidratar tu piel intensamente con una crema hidratante te ayudará a prevenir la sequedad y los problemas que ésta conlleva.
- Piel protegida. Hidratar la piel equilibra los niveles de agua y fortalece la barrera protectora. De este modo, aumentan las defensas de la piel frente a las agresiones externas: sol, viento, frío, contaminación, impurezas y suciedad…
Activos hidratantes
El ácido hialurónico es capaz de retener hasta 1.000 veces su peso en agua. Está presente de forma natural en nuestro organismo porque nuestro cuerpo lo sintetiza, pero con el paso de los años se reduce su cantidad.
Además de hidratar, el ácido hialurónico tiene los siguientes beneficios:
- ANTIOXIDANTE: combate radicales libres y protege del daño de los rayos UV
- RENOVACIÓN CELULAR: refuerza la función barrera de la epidermis
La urea hidrata y mejora la flexibilidad y suavidad de la piel. Es un perfecto aliado para todo tipo de pieles.
El extracto de avena está especialmente indicado para pieles sensibles, irritables o reactivas. Este activo hidrata, nutre y repara el manto hidrolipídico de la piel.
La cola de caballo (Equisetum arvense) especialmente indicada en pieles secas y sensibles por su alto contenido en minerales capaces de mantener el grado de hidratación de la piel.
La glicerina es hidratante, humectante y protector.
El aceite de jojoba es un producto natural, rico en ceramidas capaces de hidratar en profundidad la piel. Es capaz de crear una barrera protectora frente a los desequilibrios en el pH de la piel.
Un tratamiento corporal debe incluir, sí o sí, una higiene adecuada y una buena hidratación. Son sus dos pilares básicos, y elegir los productos dermocosméticos adecuados es nuestra responsabilidad para contribuir a su buena salud.
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