El sol, el mayor enemigo de la piel

El sol, el mayor enemigo de la piel
Parabotica
Escrito por: Parabotica
El: 06/06/2019
Comparte este post
El sol creó la vida en la Tierra. Gracias a nuestra estrella, aparecieron las plantas, los animales y, por supuesto, nosotros. Sin embargo, hay un lado oscuro en el sol: la radiación que emite puede ser perjudicial para nuestra salud.
 
Los beneficios del sol para la piel son evidentes. Nuestro organismo aprovecha la luz visible que proviene del sol para regular los ciclos naturales del sueño. La luz invisible, en concreto los rayos ultravioletas, se emplea para tratar dolencias de la piel como el vitíligo y la psoriasis. Los infrarrojos, por su parte, son habituales en tratamientos terapéuticos en los que se recurre al calor y al frío, como la obesidad y la celulitis.
Además, es capaz de estimular la síntesis de vitamina D, beneficiosa para la salud de la piel y para combatir la osteoporosis y el raquitismo. También mejora el estado de la piel cuando sufre problemas como vitíligo, psoriasis y acné. Incluso ayuda a mejorar el estado de ánimo.
 
¿Cuáles son las diferentes radiaciones solares? ¿Cómo nos afectan? 
Lo que nos llega del sol es, realmente, una serie de ondas electromagnéticas de diferentes frecuencias. La radiación ultravioleta que emite es sol es la causante del daño que causa en la piel. Clasificamos la radiación ultravioleta en UVA, UVB y UVC según su longitud de onda.
  • UVA: aunque es la que en mayor cantidad nos llega, es la menos nociva. Entre un 30% y un 50% de estos rayos, según la AEDV, pueden alcanzar niveles profundos de la dermis, por lo que también es potencialmente peligrosa.
  • UVB: la capa de ozono absorbe la mayor parte de esta radiación. Sin embargo, por el deterioro de esta capa, puede alcanzarnos y resultar muy dañina. De hecho, no solo es la causante del enrojecimiento de la piel (actúa superficialmente en la epidermis) sino que también es responsable de muchos casos de cáncer de piel.
  • UVC: es la más peligrosa y dañina, pero difícilmente alcanza la superficie de la Tierra.
  • IR: la radiación infrarroja está asociada a la temperatura, al calor. La atmósfera filtra gran parte de radiación IR pero aún así debemos protegernos de ella.
  • Luz azul: la luz azul proviene tanto de los rayos del sol (luz visible) como de los dispositivos electrónicos. La luz azul artificial, la generada por móviles, pantallas de ordenador, etc. es la que daña nuestra piel. Puede favorecer la aparición de manchas y arrugas, la pérdida de firmeza y elasticidad y acelerar el fotoenvejecimiento.
En resumen, la radiación ultravioleta es responsable de la aparición de manchas, quemaduras, del envejecimiento prematuro, de los daños en el ADN de las células de la piel y de la formación de melanoma.
A pesar de la gravedad de estos daños, la Asociación Española contra el Cáncer publicó un estudio que recoge un dato preocupante: cerca del 80% de la población considera que solo está expuesta al sol durante las vacaciones y los fines de semana. Es decir, aún persiste una desinformación preocupante que obliga a que la labor investigadora, divulgativa y de concienciación sea más necesaria que nunca.

Cuando un paciente acude a nuestra farmacia en busca de consejo para cuidar su piel, habitualmente valoramos si su piel es seca, grasa, mixta, sensible… Vemos qué necesidades tiene y pensamos en una rutina de cuidado adecuada. Este protocolo básico suele incorporar un limpiador, sérum, crema… ¿Y por qué no un protector solar? Si hay un producto que no debe faltar en nuestra rutina de cuidado ése es el fotoprotector. Si el mayor enemigo de la piel es el sol, ¿por qué no nos protegemos de él a diario y no solo en verano?

El papel prescriptor del farmacéutico consiste en garantizar la salud de sus pacientes con la recomendación de productos y tratamientos personalizados. Aconsejar un fotoprotector de calidad es parte importante de esta labor.
 
Comparte este post