En nuestro nuevo artículo del blog, te contamos cómo recuperar la densidad de tu piel

Cómo recuperar la densidad de tu piel
Parabotica
Escrito por: Parabotica
El: 15/11/2019
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A partir de los 25 años los primeros signos de envejecimiento se hacen visibles en la piel como arrugas de expresión. A partir de esa edad. La capacidad de regeneración natural de nuestro cuerpo disminuye y los niveles de colágeno y elastina se reducen. Aparecen las líneas de expresión y las arrugas. Y es a partir de los 40 cuando la piel muestra signos más acentuados de envejecimiento, como la pérdida de volumen y densidad de la piel y la aparición de arrugas más marcadas.
¿Por qué ocurre esto? Hay dos tipos de causas principales; internas y externas. La primera viene marcada por nuestra genética y por el inevitable paso del tiempo; la segunda responde a factores externos relacionados con el entorno, estilo de vida, etc.

Causas internas
A medida que envejecemos se altera la unión entre la epidermis y dermis, las dos capas más superficiales de la piel. En esta unión es donde se aporta sangre que contiene los nutrientes, el agua y el oxígeno que la piel necesita. Con el paso del tiempo, este aporte no es homogéneo. Esto repercute en la renovación cutánea y en la síntesis de colágeno, elastina y glucosaminoglicanos.
¿La consecuencia? Una piel con menos densidad, tono muscular y volumen y la aparición de arrugas de expresión debido a la contracción continua del tejido conectivo y muscular.

Factores externos que contribuyen a la pérdida de densidad de la piel:
  • Radiación solar: es la principal causa del estrés oxidativo. La estructura cutánea se debilita y, como consecuencia, disminuyen la luminosidad y densidad. 
  • Tabaco. Uno de los múltiples perjuicios del tabaco es que degrada el colágeno y la elastina, acelera la aparición de arrugas y la pérdida de volumen de la piel. 

Pérdida de densidad
La pérdida de densidad, uno de los principales síntomas del envejecimiento, se manifiesta en la superficie de la piel de tres formas fundamentales:
  1. Piel más delgada, menos elástica y flexible, que puede empezar a descolgarse.
  2. Tono más apagado.
  3. Arrugas más profundas.

La pérdida de densidad afecta especialmente a las mujeres, sobre todo a partir de la menopausia. En este período, hay una reducción notable de las sustancias que ayudan a que la piel joven mantenga su estructura firme: ácido hialurónico, el colágeno y la elastina. El resultado: la piel se debilita y es incapaz de sostenerse por sí misma. Aparece el descolgamiento del óvalo facial y la caída de pómulos.
 
Cómo recuperar la densidad la piel
Aunque el envejecimiento es un proceso irreversible, podemos controlar los factores externos que lo aceleran y contrarrestar los factores internos que lo causan con productos para el cuidado de la piel.
Estos dermocosméticos deben ayudar a restablecer la densidad y la hidratación perdidas. Para ello es recomendable que contenga principios activos específicos.

Ácido hialurónico:
Es uno de los activos antienvejecimiento e hidratante más potentes que existen. Es capaz de retener agua en su interior hasta 1.000 veces su propio peso molecular. Se encuentra de forma natural en nuestro cuerpo, pero con la edad baja su producción y debemos aportarlo externamente. En función de su peso molecular (tamaño) realiza dos acciones diferentes:
  • Bajo peso molecular. Penetra en la piel gracias a su pequeño tamaño y ejerce una acción múltiple: rellena arrugas, aumenta el volumen, retiene agua e hidrata la piel.
  • Alto peso molecular. Actúa en la superficie evitando que se pierda el agua que hay en el interior de la piel. 
Complejo rejuvenecedor:
Es un extracto de algas procedentes de Asia, capaz de reactivar los mecanismos de juventud relacionados con la síntesis de colágeno, elastina y ácido hialurónico.
  • Reestructura la matriz extraceluar.
  • Aumenta la síntesis de colágeno, elastina y ácido hialurónico, reduce arrugas y aumenta el volumen de la piel.
Para compensar la pérdida de volumen en nuestro rostro debemos adoptar una rutina de cuidado redensificante y ser constantes. Una rutina ideal combinaría contorno de ojos, sérum y crema. De esta forma los beneficios se verán a corto plazo pero también a largo plazo, con lo que lograremos recuperar la salud de nuestra piel.
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