Día Mundial de la Dermatitis Atópica

Día Mundial de la Dermatitis Atópica
Parabotica
Escrito por: Parabotica
El: 14/09/2021
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Uno de los problemas de la piel que estos últimos años está cobrando más y más relevancia es la dermatitis atópica. Esta dolencia surge por una reacción en la piel que provoca picazón, hinchazón y enrojecimiento.
Es una enfermedad de la piel que afecta principalmente a los niños, sobre todo bebés, (entre el 10 y el 20% de todos los casos diagnosticados), y solo al 5%, aproximadamente, de los adultos.
Cada vez hay más casos de dermatitis atópica. En los últimos 30 años se ha diagnosticado entre el doble y el triple de casos.
 
¿Por qué aparece la dermatitis atópica?
La piel atópica ha perdido los factores hidratantes naturales; la barrera cutánea es más frágil y la piel tiende a sufrir infecciones cuando nos rascamos. Puede causar inflamación, picor, erupciones descamativas y sobreinfección. En los adultos suele afectar al cuero cabelludo, cara, cuello, escote, codos, pantorrillas, manos y pies. En los niños, además, también puede aparecer en los glúteos.
 
En resumen:
  1. La función barrera alterada de la piel facilita la invasión de microorganismos
  2. Se activan las células inmunes, que causan una inflamación
  3. Aparece la sensación de picor y la necesidad de rascarse 

El ciclo del picor y rascado
Cuando la piel está seca y pica, los afectados se rascan. Al rascarse, alteran la función barrera y las capas inferiores de la piel quedan expuestas y son más vulnerables a las infecciones. Las bacterias irritan la piel, por lo que continúa el picor. Este es el conocido como ‘ciclo vicioso del paciente atópico’ o del picor y rascado.
 
Causas y factores desencadenantes
Los expertos coinciden en que la principal causa de esta enfermedad es la predisposición genética. En cualquier caso, algunos factores ambientales, alérgicos y alimenticios, e incluso algunas prendas de ropa pueden llegar a agravar la dermatitis atópica o incluso desencadenarla:
  • Alergias. Alimentarias (lácteos, marisco, frutos secos…), al alcohol, al polen, polvo y ácaros.
  • Genética. Hay un vínculo entre la dermatitis atópica, el asma y la fiebre del heno. Si los padres padecen alguna de estas enfermedades, aumenta la probabilidad de que sus hijos sufran dermatitis atópica.
  • Geografía. La contaminación, habitual en las ciudades, y el frío aumentan el riesgo de sufrir dermatitis atópica.
  • Género. Las mujeres tienen una mayor predisposición a sufrir dermatitis atópica.
  • Ropa. Algunos tejidos abrasivos o que no transpiran, como la lana y el nylon, agravan el trastorno.
  • Detergentes y otros productos químicos.
  • Malos hábitos y estilo de vida: alcohol, tabaco, estrés, insomnio… 

Cuidados de la piel con dermatitis atópica
No se conoce ninguna cura definitiva para la dermatitis atópica, pero podemos adoptar diversas medidas para mejorar su estado e incluso para espaciar los brotes. La primera es acudir al dermatólogo para que nos prescriba un tratamiento personalizado.
Además, podemos ayudar con productos dermocosméticos, como lociones, cremas, emulsiones calmantes y syndets (detergentes sintéticos) que mantengan la piel hidratada y reduzcan el riesgo de sufrir lesiones y picor.
Estos productos dermocosméticos deben estar formulados con ingredientes activos específicos para este tipo de pieles:
  • Ácidos grasos omega 6 del aceite de onagra. Nutren la piel y reparan la barrera natural protectora.
  • Pantenol. Es humectante hidratante. Ideal para pieles sensibles.
  • Camomila. Calmante, desintoxicante, depurativa y antiinflamatoria.
  • Aceite de rosa mosqueta. Hidratante y regenerante.        
  • Polidocanol. Calma la piel y evita el picor.
  • Manteca de karité. Hidratante y antiinflamatoria. 

Paso 1. Limpieza
Este tipo de pieles necesita una higiene suave, sin jabón, rica en aceites vegetales que restauren la barrera cutánea.

Paso 2. Cuidado diario
La piel necesita un cuidado nutritivo diario, calmante y protector que, además, alivie las rojeces y el picor.
Cuando tengamos un brote, tenemos que consultar con nuestro médico de confianza.
Durante los períodos de brotes, aplicaremos un cuidado intensivo de las zonas sensibles con enrojecimiento, picor y sequedad. El objetivo es proteger, nutrir y calmar la piel.
 
Cuidados diarios
Podemos adoptar algunos hábitos que nos ayudarán a reducir las molestias, más allá de los necesarios tratamientos:
  • Vestir con prendas de algodón; son suaves y nos ayudan a evitar el picor
  • Evitar las temperaturas altas para sudor menos
  • Adoptar una alimentación sana y equilibrada
  • Protegernos del sol durante todo el año
  • No exponernos al polvo
  • Acortar las duchas y no emplear agua muy caliente
  • Secarse con cuidado y por completo. La humedad en la piel puede ser perjudicial
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