Cómo conseguir una limpieza facial perfecta. Consejos y trucos
Cómo conseguir una limpieza facial perfecta. Consejos y trucos
Parabotica
Escrito por: Parabotica
El: 05/02/2019
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La limpieza de la piel es el primer paso, y uno de los más importantes, para obtener una piel sana y con buen aspecto. No solo ayudará a los clientes de tu farmacia a mantener una piel limpia, también contribuirá a retrasar la aparición de los primeros signos de la edad. Al limpiar las impurezas y suciedad que se acumulan en el rostro a lo largo del día, nuestra piel ‘respirará’ mejor y será capaz de asimilar todos los beneficios del resto de productos que forman parte de nuestra rutina de belleza.

Limpieza facial paso a paso
Una rutina de limpieza facial debe contar siempre con estos tres pasos: desmaquillado, limpieza y tonificación y debe hacerse con productos dermocosméticos adecuados para nuestro tipo de piel.

La limpieza facial debe hacerse dos veces al día; una por la mañana al levantarnos y otra por la noche antes de acostarnos. La limpieza matinal elimina los restos de las cremas que aplicamos la noche anterior y el exceso de sebo que se produce de forma natural por la noche. La limpieza nocturna se deshace de los restos de maquillaje y suciedad que se acumulan en la piel a lo largo del día. Aconsejamos productos que incorporen activos calmantes que sean respetuosos con la piel, por ejemplo: bisabolol, vitamina E y el innovador extracto de algodón nórdico. Muchas veces nos desmaquillamos con prisas, de manera demasiado brusca. El extracto de algodón nórdico calma nuestra piel en estos casos en que la agredimos inconscientemente. Este activo se obtiene de plantas habituadas a cambios de temperatura muy drásticos que les exigen adaptarse para sobrevivir. La sustancia que estas plantas segregan para protegerse es la que se aprovecha para formular los limpiadores faciales respetuosos con la piel.

Debemos ser constantes. Muchas veces acabamos la jornada de trabajo cansados y con pocas ganas de completar nuestra rutina de belleza, pero si queremos cuidar bien la piel no podemos saltarnos este paso.

El limpiador facial debe adecuarse a nuestro tipo de piel. En pieles secas emplearemos texturas en leche o aguas micelares. Si nuestra piel es mixta o grasa optaremos por una mousse sin detergentes o aguas micelares.

Si secamos la piel después de haberla limpiado, seremos especialmente cuidadosos en no frotar, ya que podríamos dañar nuestra piel. Nos limitaremos a dar unos ligeros toques con la toalla.

A continuación, tonificaremos la piel. Este paso limpiará por completo aquellos restos de suciedad que hayan podido quedar en su superficie. Con la limpieza podemos eliminar parte de la flora cutánea, vital para la salud de la piel. La importancia de la tonificación radica en que ayudaremos a restaurar esta flora si empleamos un tónico purificante que contenga prebióticos.
 
La piel se renueva en ciclos de 28 días. Podemos acelerar este proceso exfoliándola una vez a la semana. Así, estimularemos su renovación. Este paso suele preceder a la tonificación. Para una exfoliación suave pero eficaz, es importante elegir un gel exfoliante formulado con activos calmantes como el extracto de algodón nórdico e ingredientes como las microesferas de jojoba, capaces de eliminar las células muertas y de hidratar la piel. Nuestra piel quedará mucho más suave y libre de impurezas.

Algunas zonas del rostro, como la frente, el mentón y las mejillas, son especialmente delicadas. En estos casos, aplicaremos un suave masaje para no dañar la piel. A continuación, retiraremos el producto con abundante agua y secaremos el rostro con una toalla sin frotar.
 
Trucos y consejos

La limpieza facial se centra en el rostro, como es lógico y normal, pero no debemos olvidar dos zonas que habitualmente pasan desapercibidas en nuestros protocolos de belleza: el cuello y el escote. Son dos áreas que, además, suelen estar expuestas al sol. Estos dos factores combinados implican que cuello y escote acostumbren a mostrar signos de envejecimiento prematuro. Podemos evitarlo prestándoles atención. Si las incluimos en nuestra rutina de limpieza y las protegemos del sol, mejoraremos su aspecto y su salud.

En resumen, elige productos adecuados para el tipo de piel de tu cliente. Las pieles secas deberán emplear limpiadores que hidraten y nutran la piel. Por su parte, las pieles grasas requerirán productos que hidraten y ayuden a reducir el exceso de sebo de la piel.

Si seguimos estos consejos, lograremos una limpieza facial completa que nos proporcione una piel limpia y suave.
 
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